16 sept 2020

Sala Cervantes

22. Caminando por la calle Recoletos, cerca de la Biblioteca Nacional y con veinte años, recuerdo que pensé que yo seguramente nunca pudiera acceder a ese hermoso edificio. Mas por ineptitud que por ganas. La vida, o el destino (llámalo como tu quieras),cuando menos te lo esperas, da un giro a los acontecimientos solo para demostrarte de lo que es capaz. Años más tarde, con mi carnet de investigadora, leía en la Sala Cervantes de ese edificio soñado un par de manuscritos del siglo XVIII. Nunca creas que no eres capaz, que no sucederá, o justo todo se coordinará para que ocurra inexorablemente. 


23. ¿Ves? Quizás es por mi escasa memoria, pero tengo la sensación de que mi vida se compone de retales, muchas veces inconexos entre sí. Trozos que parecen de distintas existencias, como si no hubiera sido yo la protagonista de ellos. ¿Qué relación hay entre la chica perdida entre manuscritos con la que excavaba en una villa romana o con la que te mira ahora mientras comes cereales? El único hilo que une a todas ellas (te reirás) es un deseo insatisfecho de seguir hacia delante, comprobar qué es lo que hay más allá. Se lo dije a tu padre cuando le conocí: soy una giróvaga, no tengo un destino determinado.


Texto ®hilosylaberintos